
Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936 fue nombrado ministro de Obras Públicas y, después, jefe de Gobierno y ministro de la Guerra, durante la presidencia de Manuel Azaña. En junio de 1936 protagonizó un crudo debate parlamentario con el monárquico José Calvo Sotelo en el que se declaró "beligerante contra el fascismo" y responsabilizó a Calvo Sotelo "de cualquier cosa que pudiera suceder". Al producirse el alzamiento en julio de 1936 se opuso a la distribución de armas al pueblo, y al día siguiente dimitió para dar paso al "ministerio relámpago" de intención conciliatoria formado por Martínez Barrio. Durante la contienda no ocupó ningún cargo político. Al finalizar la guerra se exilió a Francia, donde permaneció el resto de su vida.
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