3. LA DÉCADA OMINOSA
Sin embargo, fueron los conflictos ni las divisiones internas lo que provocó el fin del régimen liberal, sino la acción de la Santa Alianza, que atendiendo las peticiones de Fernando VII, encargó a Francia la intervención en España. En abril de 1823, unos 100000 soldados(los Cien Mil Hijos de San Luís), al mando del duque de Angulema, irrumpieron en territorio español y repusieron a Fernando VII como monarca absoluto.
Fernando VII no se avino a estas peticiones y de nuevo se produjo, como en 1814, una feroz represión contra los liberales, muchos de los cuales marcharon hacia el exilio para escapar de la muerte o de la cárcel.
La otra gran preocupación de la monarquía fue, de nuevo, el problema económico. Las dificultades de la Hacienda, agravadas por la pérdida definitiva de las colonias americanas. A partir de 1825, el rey acuciado por los problemas económicos, buscó la colaboración del sector moderado de la burguesía financiera e industrial de Madrid y Barcelona; concedió un arancel proteccionista para las manufacturas catalanas y llamó a López Ballesteros, cercano a los intereses industriales, al ministerio de Hacienda.
Esta actitud incrementó la desconfianza de los realistas y de los sectores ultramontanos de la corte, ya muy descontentos con el monarca porque no había restablecido la Inquisición y no actuaba de forma más contundente contra los liberales. En la corte, dicho sector, se agrupó alrededor de Carlos María Isidro, hermano del rey y su previsible sucesor, dado que Fernando VII no tenía descendencia.
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