Político español, primer presidente de la Segunda República (Priego, Córdoba, 1877-Buenos Aires, 1949). Participó en la política de la Restauración desde las filas del Partido Liberal, llegando a ser ministro de Fomento (1917-18) y de la Guerra (1922-23) en sendos gobiernos de García Prieto. Su oposición a la dictadura Primo de Rivera le llevó a declararse partidario de la República en 1930, a participar en el Pacto de San Sebastián para derrocar a la monarquía y a presidir el gobierno provisional que se hizo cargo del poder tras la renuncia de Alfonso XIII, el 14 de abril de 1931.
Su presencia en aquel gobierno representaba la adhesión al régimen republicano de sectores conservadores, católicos y de clase media. Pero pronto entró en conflicto con los dirigentes republicanos más avanzados: discrepó sobre todo de la regulación constitucional de las relaciones Iglesia-Estado, hasta el punto de dimitir y ceder la jefatura del gobierno a Azaña.
No obstante, fue elegido presidente de la República, cargo que ejerció durante cinco años con lealtad a la Constitución; durante el primer bienio entró en conflicto con las predominantes fuerzas de izquierdas; pero no fue mucho mejor su relación con los partidos de derechas que triunfaron en las elecciones de 1933 (enfrentamiento con Gil Robles, indulto al general golpista Sanjurjo contra el parecer del gobierno...).
Tras las elecciones de 1936, que dieron el triunfo al Frente Popular, Alcalá Zamora acabó por ser depuesto como presidente, al haber rebasado el número de disoluciones de las Cortes autorizado por la Constitución en un solo mandato presidencial; una vez más, fue Azaña el encargado de sucederle. Se exilió en París y, más tarde, en Buenos Aires.
En el balance de su actuación política hay que destacar la voluntad de integración que demostró, aceptando lealmente el juego democrático desde posiciones conservadoras; su aspiración de promover una gran opción política de centro que facilitara el consenso estaba condenada al fracaso en una época de tensiones sociales y políticas tan graves como las que acabaron conduciendo -tres meses después de su destitución- a la Guerra Civil.
Alcalá Zamora, famoso por su elocuencia parlamentaria desde las Cortes de la Restauración, fue miembro de la Real Academia Española y dejó una abundante obra escrita (Tres años de experiencia constitucional, Los defectos de la Constitución de 1931,Inventario objetivo de cinco años de República...).
No hay comentarios:
Publicar un comentario