V. EL FRENTE POPULAR (FEBRERO 1936-JULIO 1936)
1. Las elecciones de Febrero de 1936
Los partidos de izquierda (republicanos, socialistas y comunistas) se agruparon en el Frente Popular, una coalición electoral que defendía la concesión de una amnistía para los encarcelados por la revolución de Octubre de 1934, la reintegración en cargos y puestos de trabajo para los represaliados por razones políticas y la aplicación de la legislación reformista suspendida por la coalición radical-cedista.
En las elecciones, el Frente Popular, se convirtió en la fuerza ganadora. Manuel Azaña fue nombrado presidente de la República, y Casares Quiroga, jefe del gobierno.
2. El gobierno del Frente Popular
Se decretó una amnistía y el nuevo gobierno reanudó las reformas interrumpidas en 1933. En las ciudades se convocaron huelgas para pedir la mejora de las condiciones laborales. La nueva situación fue recibida por las derechas con absoluto rechazo y se produjeron una serie de enfrentamientos por todo el país.
3. Hacia el golpe de Estado
La creación de un clima de violencia era una estrategia que favorecía a los sectores decididos a organizar un golpe de Estado militar contra la República. En los primeros momentos, la conspiración militar tuvo escasa fuerza y mala organización hasta que se puso al frente el general Emilio Mola.
Para frenar los rumores golpistas, el gobierno trasladó a los generales más directamente implicados en los complots (Franco, a Canarias, y Mola, a Navarra), pero no se atrevió a destituirlos.
La conspiración militar contaba con el apoyo de las fuerzas políticas de la derecha. El día 14 de Julio se produjo en Madrid el asesinato, a manos de un grupo de izquierdistas, del dirigente monárquico José Calvo Sotelo en respuesta al asesinato del teniente Castillo, que colaboraba con las milicias de izquierda. Su muerte aceleró los planes golpistas y la sublevación se inició en Marruecos el día 17 de Julio dando origen a una guerra civil que se prolongaría durante 3 años.
VI. CONCLUSIÓN
La II República fue un intento democrático de resolver los “viejos problemas de España”. Pero un intento fallido. Se ha dicho que Primo de Rivera pudo gobernar pero no quiso reformar, mientras que la República quiso reformar pero no pudo gobernar.
Efectivamente, en n contexto nacional sumamente desfavorable a la democracia, los sectores reformistas se vieron aplastados por la reacción violenta de los acomodados, de una parte, por la impaciencia de las masas populares, por otra.
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