martes, 23 de marzo de 2010

HIS TEMA XI part 1 Guerra colonial y Crisis del 98


I.        INTRODUCCIÓN
   A finales del siglo XIX España sufrió una profunda crisis que tuvo como detonante la Guerra de Independencia colonial en Cuba y Filipinas. Nuestro país perdió los restos de su imperio, Cuba y Puerto Rico en el Caribe, Filipinas y un conjunto de pequeñas islas en el Pacífico.
   El origen del conflicto estuvo en la inadecuada política colonial de los partidos dinásticos de la Restauración y en los intereses expansionistas de Estados Unidos. Cuba, principal exportadora mundial de azúcar, era explotada por España. Esto hizo surgir el sentimiento independentista entre los hacendados cubanos. Por su parte EE.UU había aumentado sus intereses en la isla por lo que ofreció su apoyo a los independentistas.
II.      LA CRISIS DEL 98
1.      Cuba, la perla de las Antillas
   En 1868 arrancaron los movimientos autonomistas con la sublevación popular dirigida por Manuel Céspedes, el Grito de Yara. La guerra de los Diez años duró hasta 1878 y concluyó con la firma de la Paz de Zanjón.
   Tras la Paz de Zanjón, los naturales de Cuba esperaban de la Administración española una serie de reformas que les otorgasen los mismos derechos de representación política en las Cortes que los españoles de la Península, la participación en el gobierno de la isla, la libertad de comercio y la abolición de la esclavitud.
   El Partido Liberal de Sagasta se mostró proclive a introducir mejoras en la isla, pero solo llegó a concretar la abolición de la esclavitud en 1888. En 1893 propuso a las Cortes la aprobación de un proyecto de reforma del estatuto colonial de Cuba, pero no prosperó debido a la fuerte presión de los intereses económicos españoles.
   La ineficacia de la administración para introducir reformas en la colonia estimuló los deseos de emancipación y el independentismo fue ganando posiciones frente al autonomismo. En 1893 José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, cuyo objeto era la consecución de la independencia.
   En 1891, el gobierno español elevó las tarifas arancelarias para los productos importados a la isla que no procediesen de la Península (arancel Cánovas). Por aquel entonces, el principal cliente económico de Cuba era Estados Unidos.

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